SUPERSTICIONES: Magia y Amuletos

Por Dra. Susana Buen-Abad
Director de Desarrollo Humano Consultores

05Este es un tema hasta cierto punto delicado, de manera que considero importante iniciarlo con algunas definiciones de diccionario de modo que podamos a partir de ellas ir explorando y analizando con bases más firmes este asunto. Según el diccionario:

Superstición: Es una desviación de la creencia religiosa fundada en el temor o la ignorancia y que confiere a ciertas circunstancias carácter sagrado.

Magia: Es la ciencia oculta que pretende realizar prodigios y se divide en magia blanca y magia negra.

Magia Blanca: Es la que por medio de causas naturales, produce efectos que parecen sobrenaturales.

Magia Negra: Es la que tiene por objeto la evocación del demonio.

Amuletos: Objeto al que se le atribuyen supersticiosamente virtudes de protección, suerte o fortuna.

Tal como lo indica nuestra definición, las supersticiones tienen su base en el temor, temor a fracasar, a que algo malo me ocurra, a que me quieran hacer daño, etc. por ello necesito hacer uso de la magia y obtener un amuleto que me ayude a salir delante de la situación que estoy viviendo. Es increíble que se gasten fortunas en buscar quién me adivine la suerte y mi futuro en lugar de pagar un curso que me permita superarme y construir mi propio futuro, lo mismo pasa con los amuletos, muchos de ellos prometen grandes beneficios a un alto costo y con tal de obtenerlos se es capaz de prescindir de cosas realmente necesarias para mí y mi familia e “invertir” en ellos pues se está seguro de que con eso la prosperidad tocará a mi puerta.

La verdad es que en el fondo hay un sentimiento de inseguridad en mí mismo, en mi propia capacidad para generar el dinero y los recursos y construir las relaciones interpersonales o materializar mis sueños o recobrar la salud. Siempre será más fácil culpar a otros, a la vida o al destino y creer que si algo está mal o no está como yo deseo es porque alguien me hizo “un trabajo”, “me tienen envidia” o “tengo mala suerte”, de esa manera, yo no tuve nada que ver, soy una inocente víctima de las circunstancias y preso de las fuerzas ocultas de la vida que solo buscan perjudicarme a toda costa y hacerme daño, está es una actitud infantil, ingenua e inmadura que pone de manifiesto la falta de confianza en mí mismo, mi inseguridad y mis miedos.

Lo difícil es asumir mí responsabilidad en ello, si tengo problemas con mi familia, habré de preguntarme qué estoy haciendo o que no estoy haciendo para generar eso, si no tengo el ingreso que necesito habré de preguntarme si me estoy esforzando lo suficiente, si estoy gastando más de la cuenta o si estoy invirtiendo en mi desarrollo profesional. Las personas que son religiosas y creen en un poder superior (Dios) que los ama, guía y protege, en teoría no necesitan de amuletos o de procedimientos de magia, sin embargo es interesante observar que aun algunos de ellos que se consideran creyentes usan amuletos para protegerse del mal, pero eso solo demuestra su falta de fe en ese ser superior (Dios).

Es interesante notar que la naturaleza tiene un ritmo sabio para el desarrollo físico de todos los seres vivos de manera que todo tiene un proceso y un tiempo, el hombre nace después de nueve meses de lenta pero segura y firme gestación, para luego ir creciendo y adquiriendo habilidades para gatear, caminar, correr y en otros aspectos aprende a conocer su mundo, a hablar, leer, escribir, etc. Este proceso de crecimiento lamentablemente no siempre se da a nivel emocional y psicológico, a veces la gente a este nivel sigue gateando, actuando como bebes a la deriva, sin la conciencia de su capacidad para caminar por sí mismos sin la ayuda de nada ni de nadie, sienten que no pueden alimentarse solos ni buscar sus propios satisfactores para protegerse del frío o del calor.

Esto es en sentido figurado lo que hacemos cuando acudimos a la magia, los amuletos y las supersticiones, cuando buscamos ayuda para que nos lean la mano, nos digan el futuro o nos limpien la mala vibra o nos despierten la buena suerte, estamos siendo como bebes a la deriva, estamos dándole el poder a cosas, rituales y objetos que no lo tienen. El verdadero poder está dentro de cada uno de nosotros, solo nosotros podemos cambiar nuestro destino, generar los recursos, construir buenas relaciones familiares, buscar nuevos proyectos profesionales, cuidar nuestra salud, etc. Claro que hay que trabajar y esforzarse para lograrlo y claro que sería más fácil cargar una bolsita con polvos mágicos que no me hicieran trabajar extra para progresar en mí trabajo o no me obligara a doblegar mí orgullo para reconciliarme con mi padre o no me exigieran dejar de fumar para curarme de la tos, pero preferimos el camino fácil, mejor no me esfuerzo y me hago de ese amuleto o sigo determinado rito, si falla, fue el amuleto y yo sigo siendo una víctima inocente perseguida por la mala suerte.

Solo si la razón se impone ante el temor, si el trabajo se impone ante la comodidad, si la conciencia se impone a la ignorancia y la responsabilidad se impone a la negligencia, podremos tomar el control de nuestras vidas y ser capaces de ser arquitectos genuinos de nuestro destino, pero se requiere creer, creer en uno mismo, en nuestras capacidades y habilidades, se requiere crecer para no ser más una hoja a la deriva o un bebe gateando y crecer duele pues implica ser autónomo, ser decidido, renunciar a los vicios, enfrentar los temores, aceptar las responsabilidades y esforzarse con ahínco, pero el premio es muy grande, es el poder asumir las riendas y crear nuestra propia vida, sin magia y sin miedo, con trabajo y confianza, con una verdadera responsabilidad. ¡Usted Decide!.