POSTURAS EXISTENCIALES DE LOS JEFES

Por Dra. Susana Buen-Abad
Director de Desarrollo Humano Consultores

posturas_jefesSin querer entrar en terminología filosófica, trataremos de manejarnos a nivel muy sencillo. Al hablar de postura existencial, nos referimos a cuál es la actitud normal y común en una persona respecto a todo lo que le rodea. Básicamente los que acuñaron estos términos (Dr. Eric Berne), habla de 4 posibles posturas e iremos mencionando una a una y cuáles podrían ser ejemplos de ellas. La postura como dijimos es con relación a los demás y la evaluación que hago tanto de mi, como de los otros. Las posturas son las siguientes:

• YO ESTOY BIEN, TU ESTAS MAL
• YO ESTOY MAL, TU ESTAS MAL
• YO ESTOY MAL, TU ESTAS BIEN
• YO ESTOY BIEN, TU ESTAS BIEN

La primera postura: YO ESTOY BIEN, TU ESTAS MAL, nos habla de los típicos jefes todopoderosos a los que nadie les puede hacer ninguna observación, no aceptan opiniones, consejos y a veces ni siquiera información histórica concerniente al asunto a discutir, estos jefes que desafortunadamente son los más, tienen pocos amigos, muchos lambiscones, generan mucha inestabilidad organizacional, tienen enemigos internos, poca lealtad del personal y en la primera oportunidad que puedan perjudicarlo, hacerlo ver mal o quemarlo, lo harán, pues solo están esperando el momento de hacerse justicia por su mano después de tanta humillación, gritos, desconsideración, injusticias, etc.

La postura YO ESTOY MAL, TU ESTAS MAL, es verdaderamente derrotista, para ellos no hay esperanzas o el mundo se va a acabar o la economía no resistirá, actúan como si no valiera la pena trabajar, esforzarse, luchar y hasta vivir, la gente se desmotiva incluso algunos pueden ser contagiados de esta actitud de derrota total y permanente, es frustrante para alguien con iniciativa y ganas de salir adelante toparse con jefes que todo lo ven negro, que no se quieren arriesgar, que solo esperan que los corran o que los bancos los embarguen, pero no hacen nada para salir de sus deudas, producir más o conseguir más clientes, lo que pasa por su cabeza es un “¿ya para qué?

La tercera postura es YO ESTOY MAL, TU ESTAS BIEN, es la proyección de un no merecer, es pensar que soy jefe por obra y gracia divina, no sé qué hago aquí si tu mi empleado eres mejor que yo, delegan todo y aunque no siempre lo dicen confían ciegamente en su gente y no en ellos, les dejan tomar más decisiones de las necesarias o de las que sería prudente, pues ellos están seguros que cualquiera es mejor que ellos, se sienten la mayor parte del tiempo deprimidos y no confían en su buen juicio ni en su capacidad.

La cuarta postura YO ESTOY BIEN, TU ESTAS BIEN, es la más sana de todas y nos habla de una persona que sabe que aunque pueden y de hecho las hay, diferencias de opinión o puntos de vista, todos están en lo correcto pues con la experiencia, formación, cultura, conocimientos y situación particular de cada quien, todos tenemos una perspectiva diferente de las cosas y eso no nos hace estar mal, sino ver las cosas en forma diversa, un jefe con esta actitud existencial sabe que todo es cuestión de exponer la información que tiene cada uno, hablar de cómo cada colaborador ve las cosas y comprender el porqué piensa que determinada decisión debe tomarse.

Hablamos de postura existencial porque nos referimos a cual es la actitud de una persona en un momento dado, es perfectamente natural que uno pueda tener una actitud de “la vida no vale nada” si acaba de perder a un ser querido, tiene problemas en casa o tiene una enfermedad difícil, sin embargo, las posturas existenciales cambian a lo largo de nuestra vida y en función de cómo cambian nuestras circunstancias particulares y obviamente nuestra actitud hacia ellas. Alguien pudo haber perdido un ser querido y seguir atorado y deprimido por eso y a la larga perderá su empleo, alguien puede disfrutar de su prepotencia pero seguro que algún día las cosas no saldrán como desea, de manera que si bien la situación, ambiente y etapa de vida que estemos viviendo influye en forma importante, lo es más aun la postura con la que nosotros decidamos asumir esas circunstancias y claro está que siempre hay un precio que pagar, si soy prepotente seguro que no tendré amigos sinceros, si soy pesimista los optimistas me huirán y menos saldré adelante.

Revisemos cada uno de nosotros cual es la postura con la que nos manejamos y no solo como jefes, sino como padres, amigos, hijos, hermanos, esposos (as), subalternos, etc. Uno puede decir yo estoy bien, mi jefe siempre está mal o yo estoy bien, mi mamá está mal o yo estoy bien, mi hijo está mal o yo estoy bien, mi esposa está mal, etc. Debo decir que la postura yo estoy bien tu estás mal es la más común no solo en la organización sino a nivel familiar también, es una forma de protegerme por un lado del dolor que podría significar reconocer que puedo estar mal en algo, pero por otro lado es una postura muy cómoda pues si yo estoy bien, no soy yo el que debe cambiar sino el otro y me seguiré quejando hasta que esto ocurra (aunque nunca pasará).

El problema es que no nos ponemos a pensar que quizá mi propia postura genera en el otro la suya y que si yo modificara un poco mi actitud mejoraría en forma importante la actitud del otro, por ejemplo, quizá mi jefe se ha vuelto autoritario y prepotente porque él cree que es la única manera de que trabajemos, entonces habría que preguntarse qué hago yo para que él crea que no trabajo. Si mi jefe es temeroso y no quiere decidir quizá yo no le doy la seguridad que necesita aportándole la información más completa, oportuna y amplia que él requiere. Debemos recordar que todas las relaciones implican al menos a dos personas y que es imposible que yo interactúe con otro sin que de manera directa o indirecta influya en aquella, esto me hace co-responsable de todas y cada una de mis relaciones con los demás y si reviso como soy y como actúo con cada uno de ellos, quizá descubra qué provoco que los obligo a actuar así conmigo, sin importar si soy el hijo, el empleado, el esposo, la hermana o el padre, pero como siempre es decisión de cada uno qué hacer, es solo su vida y nadie decide más que usted. ¡Buena Suerte!