MI VERGÜENZA

Por Dra. Susana Buen-Abad
Director de Desarrollo Humano Consultores

verguenzaIniciemos definiendo el término vergüenza, según el diccionario, vergüenza es una turbación del ánimo, causada por una ofensa recibida, por una falta cometida. Se entiende también como temor a la deshonra y al ridículo al hacer públicas las faltas. Siendo muy fríos diríamos que no hay necesidad de sentir vergüenza si no cometemos faltas o que quien las comete bien merece el sentir vergüenza.

Si alguien comete una falta y siente vergüenza, no es esto ya prueba suficiente de que su intención no era cometer la misma. Hay infinidad de ejemplos en los que la gente comete faltas a sabiendas y no tiene el menor remordimiento, incluso si tuvieran la oportunidad de hacerlo de nuevo, ¿Lo harían cierto? Entonces no se puede ser tan duro con aquellos que cometieron una falta o incumplieron en algo y luego sienten vergüenza.

Muchas veces, no está en nuestras manos el controlar todas las situaciones y quedamos mal, quizá el problema fue solo falta de planeación, quizá se trata de una erupción que me brotó y resulta desagradable a la vista o tal vez un comentario que se hizo en el momento equivocado y eso ya ocasionó una falta y sentimos vergüenza por haber errado o haber quedado mal.

La vergüenza normalmente es privada y personal, sin embargo se ve agravada si existe la posibilidad de que otros ajenos a la situación puedan tener conocimiento de las cosas y quedaremos en ridículo. Es por esto que la vergüenza incluye este ingrediente, el temor a ser descubiertos por los demás. Lo siguiente es intentar ocultarlo y aún eso es causa de vergüenza.

Lamentablemente, perdemos mucha energía emocional sintiendo vergüenza, aunque si esa vergüenza me sirve para esforzarme más en el futuro, al menos le doy un uso productivo, pero si la misma solo me sirve para sentirme mal por lo sucedido, me abate y no soluciono nada con ello.

Pero ¿Cuándo aprendemos a sentir vergüenza?, esto ocurre desde la niñez, cuando comenzamos a tener modelos a seguir y esto en sí no resultaría problemático sino fuera porque se nos enseña que esos modelos son los mejores y hay que seguirlos a toda costa y si no lo haces haz fallado. Los modelos tienen expectativas y estándares de cumplimiento muy altos, además, esto se ve afectado pues papa y mama son modelos en sí que debemos de seguir, pero nadie puede ser copia de nadie a menos que sea clonado y aun así, no sabemos desde el punto de vista del comportamiento y la personalidad si estos se clonarían también, de modo que no es posible imitar los modelos de nadie.

De niños vivimos de acuerdo a ciertos modelos de conducta y estos no dejan lugar al error o la falla, no hay alternativas de conducta y no hay medios para salir airoso si se incumple el modelo. Evidentemente esto provoca que de adultos, siempre sentiremos vergüenza y esta nos acompañará, pero ¿Hay alguna manera de salvar la situación?, ¿Existe realmente algo que yo pueda hacer para no verme afectado por la situación?, ¿Para no sentirme mal si fallo?

Si, es posible manejar las cosas, pero requiere de algo que para muchos puede ser difícil de manejar y es el cambiar las interpretaciones que al respecto damos, si yo quede de acudir a cierto lugar y a sabiendas de que nadie me podía sustituir, cancele la reunión, pareciera que hay mucho de que avergonzarse, pero cuáles fueron las circunstancias, ¿Son validas para mi, para el otro o para ambos?

Si la situación que me impidió asistir es totalmente valida y la hubiera cambiado si hubiera podido, debe ser suficiente para no sentir vergüenza, aun y cuando el otro no lo entienda, no lo sepa o no lo acepte y comprenda. Yo sé que no hay nada que yo hubiera podido hacer o mejor aun hice todo lo que estuvo en mis manos para cambiarlo y no lo logré. Entonces debo sentirme bien al respecto y ofrecer una disculpa que nada tiene que ver con sentir vergüenza, sino con un deber moral para con el otro y seguir adelante, re programar la reunión o buscar la forma de sustituirla según el caso lo amerite.

Recuerde que la vergüenza es solo pérdida de tiempo, analice si pudo o no hacer algo al respecto y si lo hizo y aun así no consiguió cumplir con lo esperado, entonces, ni modo, déjelo ir, a otro asunto, no permita que le consuma energía y lo desgaste la vergüenza, ya paso y al ser pasado no hay nada que podamos hacer para cambiarlo. ¿Pero y si se enteran los demás? Y ¿Si no me creen?, y si …., déjelo, no hay nada que usted pueda hacer ya, haga su mejor esfuerzo y sienta la tranquilidad de que hizo lo mejor que pudo y si no hizo más es que en ese momento, bajo esas condiciones, en esas circunstancias, etc. No podía hacer más.

Debemos darnos cuenta de que los modelos son eso, modelos a los que si bien hay que aspirar, nadie en su sano juicio esperaría que se siguieran al pie de la letra y se cumplieran sin falla, los modelos deben servirnos de orientación, de inspiración, pero no de tortura ni de látigo cruel que me lastimen cada vez que yo a pesar de mi empeño, no cumplo como se supone que alguien dijo que yo debería…. hacer. Cambiar las interpretaciones es la clave para eliminar la vergüenza, no existe el yo debo, ni el tú debes, no existe: él debe o ella debe o el….La verdad es que nadie debe hacer nada, esto significa que los “deberes” son modelos inalcanzables que podemos cumplir algunas veces, pero otras no.

En la vida actuamos, tomamos decisiones, hablamos, etc. y al actuar, tomar decisiones y hablar, a veces nos equivocamos y ni modo, no hay nada que hacer, pide disculpas y sigue con tu vida, trata de repararlo, pero no con vergüenza, sino con justicia, no con pena, sino con empatía, no con coraje, sino con prudencia, no con tristeza, sino con fortaleza, recuerde que vivir implica errar y errar es solo algo que me dice que vivo, pienso, actúo y me muevo, pero ello me hace evolucionar, ello me hace mejor, ello me hace ser un hombre o mujer, de bien, ¡Vive!, ¡Sin vergüenza!.