EL RIESGO EN LA TOMA DE DECISIONES

Por Dra. Susana Buen-Abad
Director de Desarrollo Humano Consultores

riesgo_decisionesExisten una gran variedad de técnicas y herramientas que se utilizan para el análisis y la toma de decisiones, pero es un hecho que sin importar lo acertada de la herramienta, toda decisión implica un riesgo y una renuncia.

La renuncia está dada por aquellas otras alternativas o caminos de acción que he dejado de lado al decidirme por algo, cada uno de esos caminos tienen un beneficio potencial y por tanto implican un costo de oportunidad, que es aquello, que dejaré de ganar por no tomar esa acción en particular, por otra parte estos caminos también tienen un riesgo implícito, que en teoría es mayor que aquel por el que me decidí, en ese sentido, obtengo un ahorro.

Hablando del riesgo, se presume calculado, pero cuando decido, bajo qué esquema lo hago, cuál es la escala de valores que sustenta mi toma de decisiones, qué estoy dispuesto a arriesgar, dinero, ventas, imagen, fuentes de empleo, servicio, el clima organizacional, la lealtad de la gente, etc. cuando la pérdida se puede calcular en pesos y centavos, el análisis para la toma de decisiones es relativamente sencillo, pero tratándose de intangibles, cualitativos, ¿ cómo hacerlo ?, es aquí donde los valores ejercen un papel trascendente.

Es un hecho que la administración y dirección de empresas es contingente, es decir situacional, bajo las mismas circunstancias pero en momentos distintos, yo mismo decidiría diferente, si no, piensen en aquellas decisiones del pasado, que dada nuestra falta de experiencia y/o conocimientos, tomamos una decisión que hoy, sabemos o creemos saber que no era la mejor, pero así es como se perfecciona mi capacidad de tomar decisiones, ¡Tomándolas !.

Todo directivo debe tener presente, que se requiere mantener un equilibrio y armonía entre tres entidades prioritarias, estas son: Los accionistas, los clientes y los empleados, estos tres forman un triángulo equilátero de tal modo, que merecen el mismo empeño, esmero y dedicación, cada uno de ellos tiene necesidades diferentes que el director o administrador debe satisfacer, son por decirlo de alguna manera sus “clientes”, pero en el momento en que cualquiera de ellos deje de recibir lo que necesita, es la empresa en su conjunto la que se ve perjudicada y claro está que las otras dos entidades sufrirán las consecuencias, porque son estas tres las que le dan vida y razón de ser a la empresa.

Que podemos decir de los accionistas ¿qué es lo que esperan?, ellos desean que su empresa sea lucrativa, que su capital no se vea arriesgado, que sus perspectivas de crecimiento se incrementen, que el fortalecimiento de su inversión sea constante, que se haga más con lo mismo o lo mismo con menos, quieren una liquidez permanente, una solidez estable, unas finanzas sanas, etc. Sencillo, ¿Verdad?

Pasemos a los clientes, ¿qué es lo que ellos quieren?, los clientes tienen una necesidad que debemos satisfacer de forma completa a través de nuestro producto o servicio, esperan que éste sea de calidad, que sea seguro, fácil de usar, a un buen precio, desean grandes descuentos, frecuentes promociones, que el producto este accesible, cercano, con servicios adicionales y complementarios, quieren una larga garantía, crédito disponible, etc. Fácil ¿Cierto?

Y los empleados, ¿ qué buscan, que desean ?, los empleados esperan un buen trato, ser tomados en cuenta, ser reconocidos por sus logros y resultados, que su esfuerzo sea valorado, quieren oportunidades de desarrollo, un ambiente de trabajo agradable, instalaciones confortables, equipo de seguridad disponible, desean capacitación adecuada, un buen sueldo, prestaciones generosas, necesitan una relación humana y cálida, desean uniformes, equipos deportivos, eventos culturales y sociales, etc. “Pan comido, ¿ No ?”.

Cada uno de las expectativas deben ser satisfechas por el directivo o administrador y cada vez que tomamos una decisión es imprescindible considerar el impacto que tendrá para cada uno de ellos, entran en juego los estilos de dirección, en el sentido de, si se es más audaz o conservador, si se está dispuesto a arriesgar y cuánto.

Adicionalmente y esta es la parte delicada del análisis y toma de decisiones, se ven involucrados factores éticos, donde como sabemos, no siempre lo justo, es lo correcto o lo correcto justo. Cuando en una decisión el riesgo implica perder dinero o perjudicar a la gente, hacia donde nos inclinamos normalmente, qué nos hace decidir hacia uno u otro sentido, cuál es la filosofía de la empresa, cuál es la mía, como guardar el equilibrio entre lo correcto y lo justo, entre lo tangible y lo intangible, entre lo material y lo humano, entre el presente y el futuro…

Como en muchas otras áreas de la actividad humana, no existen fórmulas secretas, recetas de cocina, ni técnica infalibles, necesitamos confiar en nuestro instinto, procurar el bien común y mantener el equilibrio en ese triángulo equilátero del que hemos hablado, prudencia, justicia, fortaleza y templanza, son las virtudes cardinales que deben regir no solo el actuar de todo administrador y directivo sino de todos nosotros como personas, en cada decisión que tomamos, pensar si puedo, si debo, si quiero, si me conviene, etc. y no solo en el corto plazo, pues recordemos que las decisiones afectan el futuro, hoy somos el resultado de nuestras decisiones pasadas, unas buenas, otras no tanto, pero todas nuestras. El mañana depende de las decisiones de hoy, que el análisis para la toma de decisiones se lleve a cabo con una conciencia global, humana y trascendente. ¡Buena Suerte!