EL COSTO DE UNA TRAICIÓN

Por Dra. Susana Buen-Abad
Director de Desarrollo Humano Consultores

03Qué ocurre cuando alguien nos traiciona, sentimos un dolor muy grande y profundo, es como una herida sangrante que nunca cerrará, vivir la traición de alguien en quien hemos puesto toda nuestra confianza, amor, respeto, etc. Es una muy dura prueba difícil de superar.

El problema es que con solo un poco que nuestra autoestima sea baja, algo como la traición, la termina de minar, haciéndonos sentir que nuestro poco valor como personas fue la causa de dicha traición, así que inconscientemente comenzamos a disculpar al traidor y lo justificamos por el trato que nos ha dado, esto es solo el principio de una caída en espiral descendente que arruinará nuestra vida.

El traidor, puede negarlo y justificarse o aceptarlo cínicamente, ¿Qué es mejor?, en el primer caso, demuestra al menos cierto arrepentimiento y deseo de no lastimar o ¿no?, en el segundo habla con la verdad al sentirse descubierto. Otra forma de verlo es que al negarlo, insulta nuestra inteligencia y al aceptarlo, la respeta. ¿Qué es mejor?.

Lo mejor, ¡claro!, está en no sufrir la traición, pero cómo responder si ya ocurrió. Lo primero es estar seguro de ello, porque si se trata de un anónimo, de que alguien dijo, que le contaron que lo(a) vio, quizá solo estamos siendo objeto de personas mal intencionadas, por ello el primer paso es estar seguro.

Una vez que ya ocurrió, lo mejor es confrontar a la persona y darle la oportunidad de explicarse (aunque algunos crean que no lo merece), la verdad es que a veces se descubren verdades más grandes, aun y cuando sean más dolorosas. Pero, ¿Quiere vivir en un mundo de mentiras dónde todo se puede derrumbar en cualquier momento o prefiere saber que terreno está pisando?

Estamos en nuestro derecho de creer o no, de actuar o no, de alejarnos o no, de perdonar o no. Pero cuando decida esto piense en usted, solo en usted, no en otros, no en el traidor, ¿realmente se sentirá bien con esa decisión? Estará tranquilo(a) o vivirá angustiado(a) pensando en que puede ocurrir de nuevo.

El dolor de la traición puede ser tan profundo que nos ciegue a tal punto que perdamos la objetividad y sensatez, por ello conviene alejarse temporalmente y reflexionar al respecto con frialdad y sentido común.

Solemos desperdiciar tiempo pensando en la eterna pregunta sin respuesta, ¿Porqué?, qué lo empujo, qué le hice yo, qué necesidad, etc. La verdad es que a menos que esté haciendo un estudio de la conducta humana, esta información no le servirá de nada y solo le traerá intranquilidad y mantendrá la herida abierta.

Lo que debe pensar es que lo hecho, hecho está, que no se puede cambiar, que está en el pasado y usted solo debe preocuparse por el futuro, su futuro, necesita saber que nadie merece ser traicionado y que todos merecemos respeto, que si esa persona no se lo tuvo, deberá tenérselo usted para impedir que le hagan más daño y para organizar su vida de tal manera que viva con dignidad y sintiéndose bien con ello.

Aunque a decir verdad la traición más grande es la que nos hacemos a nosotros mismos, cuando me boicoteo a mí mismo, cuando no cumplo con mis metas, cuando no cuido mí salud, cuando permito un maltrato, cuando acepto culpas que no son mías, cuando no se decir que NO, etc. la auto traición resulta ser mucho más frecuente que aquella de la que podamos ser objeto de otros y resulta difícil y hasta doloroso de aceptar.

Si usted ha sido traidor consigo mismo, asuma entonces con resignación las consecuencias de sus actos, hágase responsable de lo que ocasionó o de lo que no ha conseguido, con todas sus consecuencias, como dicen por ahí, en el pecado esta la penitencia… pero a partir de hoy las cosas pueden (si quiere) ir cambiando.

Para evitar la auto traición, se requiere ser congruente con lo que digo, hago, pienso y siento, lograr esa integridad, nos permitirá no solo sentirnos bien, sino que daremos el ejemplo a otros, sean estos mis colaboradores, hijos, padres o hermanos, podremos lograr nuestros objetivos, viviremos una vida más plena, más rica y estimulante, pues será entonces cuando pueda decir que yo soy mi mejor amigo, alguien en quien puedo confiar, con quien puedo contar, que me apoya, me guía, me cuida, etc. ¿Quién no quiere tener un amigo así, un hermano, un esposo, un colaborador, un jefe así?.

¿Qué se requiere?, solo ser leal conmigo, honrar mi palabra aunque nadie me escuche, ser honesto conmigo primero y con los demás después, hemos vivido hasta hoy huyendo de nuestra conciencia, pero esto puede ser diferente sólo con un poco de lealtad cada día, es posible, es fácil y es enriquecedor, pues somos el mejor amigo que podamos tener jamás. ¡Felicidades!.